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Periodista Kabendera paga alto precio por su libertad en Tanzania

Periodista Kabendera Paga Alto Precio Por Su Libertad En Tanzania
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El periodista tanzano Erick Kabendera llega al tribunal de Dar es Salam, el 24 de febrero, que poco después lo dejaría el libertad tras seis meses en prisión. Crédito: CPJ

Por Isaiah Esipisu
KAMPALA, 25 feb 2020 (IPS) – Tras seis meses en prisión, Erick Kabendera, un periodista de investigación de Tanzania,  fue finalmente liberado por las autoridades de su país, aunque se le condenó a pagar 118000 dólares. El profesional, crítico con el gobierno tanzano, había sido arrestado en 2019 bajo la acusación de que su ciudadanía era dudosa y otros presuntos delitos.

«Lo estamos reteniendo  para que lo interroguen porque las autoridades dudan de su ciudadanía. Nos estamos comunicando con el departamento de inmigración para tomar medidas adicionales», dijo el comisionado regional de policía, Lázaro Mambosasa, a los periodistas poco después del arresto de Kabendera.

Sin embargo, cuando compareció ante el tribunal una semana después, se sumaron las acusaciones de liderar una banda criminal organizada, lavado de dinero y falta de pago de impuestos.

Según la hoja de cargos, el periodista «proporcionó a sabiendas asistencia en la conducción de los pasos de una estafa criminal, con la intención de obtener ganancias u otro beneficio».

En un giro de los acontecimientos, el cargo contra su ciudadanía fue retirado, y luego fue absuelto de los cargos por dirigir una pandilla criminal. Esto lo dejó con los cargos de delitos económicos que incluyeron lavado de dinero y evasión fiscal.

Después de posponer su caso varias veces, la fiscalía aceptó el lunes 24 la solicitud de negociación de Kabendera, que allanó el camino para que el Tribunal de Primera Instancia de Kisutu pudiera conocer su caso.

El periodista, según las informaciones procedentes de Dar es-Salam, la capital de hecho de Tanzania, se declaró culpable del cargo de legitimación de capitales y fue multado con el equivalente a 43000, que canceló de inmediato. Eso posibilitó su liberación el mismo día.

Sin embargo, según trascendió, el tribunal lo penalizó con el equivalente a otros 75000 dólares, en compensación por evasión de impuestos, y una multa de 108 dólares por evadir impuestos. Eso elevó la cantidad con que el periodista fue penalizado a 118000 dólares.

«Damos la bienvenida a su liberación, pero estamos profundamente preocupados por las fuertes multas impuestas contra él», dijo a IPS en una entrevista Muthoki Mumo, el representante para África subsahariana ante el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ).

En medio de las especulaciones de que Kabendera se declaró culpable de los delitos, ante el temor de permanecer detenido indefinidamente, Mumo dijo que dejaría que eso lo respondiera el periodista. «Dudo en hablar en su nombre porque no sé las circunstancias bajo las cuales se declaró culpable», añadió.

Amnistía Internacional también acogió con satisfacción la noticia de la liberación de Kabendera, e igualmente criticó duramente la muy penalización pecuniaria a la que fue sometido.

«Es indignante que haya tenido que pagar una multa tan alta para obtener su libertad después de haber sido encarcelado injustamente por ejercer su derecho a la libertad de expresión», dijo la organización humanitaria.

«La madre de Kabendera murió mientras él estaba detenido, poco después de que ella fuera filmada rogándole al presidente John Magufuli que dejara en libertad a su hijo. Él ya ha sufrido tanto simplemente por hacer su trabajo y debería haber sido puesto en libertad incondicionalmente”, dijo en un comunicado Deprose Muchena, director de Amnistía Internacional para África Oriental y Meridional.

Subrayó que “no hay absolutamente ninguna justicia en lo que hoy (lunes 24) ocurrió en el tribunal de Dar es Salaam».

Según informes de organizaciones de periodistas y humanitarias, Kabendera también sufrió una enfermedad mientras estuvo en prisión.

Su detención se convirtió en una preocupación persistente para colegas y organizaciones, incluidas la Embajada de Estados Unidos y la Alta Comisión Británica en Tanzania.

En una declaración conjunta, dijeron: «La Embajada de Estados Unidos y la Alta Comisión Británica están profundamente preocupados por la erosión constante del debido proceso en Tanzania, como lo demuestra el recurso cada vez más frecuente a largas detenciones previas al juicio y cambios en los cargos dentro del sistema de justicia”.

«Estamos particularmente preocupados por un caso reciente: el manejo irregular del arresto, detención y acusación del periodista de investigación Erick Kabendera, incluido el hecho de que se le negó el acceso a un abogado en las primeras etapas de su detención, en contra de lo establecido en los procedimientos penales”.

Los intentos de contactar con la familia de Kabendera por IPS desde la capital de Uganda y otras ciudades africanas resultaron infructuosos este martes 25.

Pero según informaciones procedentes de Dar es Sala, Kabendera dijo al ser liberado que «finalmente tengo mi libertad, es bastante inesperado que salga tan pronto. Estoy realmente agradecido con todos los que jugaron su papel para ello».

Según Reporteros sin Fronteras, desde que Magufuli se convirtió en presidente de Tanzania en 2015, el país ha sufrido una disminución sin precedentes en la libertad de expresión y de prensa, por la intolerancia del mandatario a las críticas tanto sobre su papel como gobernante como sobre sus políticas y medidas.

Kabendera era uno de esos críticos con el gobierno tanzano.

El periodista, quien trabajó en medios locales y fue colaborador de medios africanos, de los británicos The Guardian y The Independent, así como de IPS-Inter Press Service y otras agencias internacionales, había publicado poco ante de ser detenido un artículo en The Economist Intelligence Unit sobre el presidente tanzano.

En ese artículo afirmo que Magufuli “está arrasando la libertad de Tanzania”. En su texto se recordaba que durante el segundo año en el cargo, se aprobó la Ley de Servicios de Medios, que establece sanciones muy severas para contenidos que fueran catalogados e difamatorios, sediciosos o ilegales.

Amnistía Internacional denunció que esa ley, en vigor desde 2016, incrementa la censura en el país, además de violar el derecho a la información y limitar el escrutinio sobre las políticas y programas gubernamentales.

«Desde 2016, el gobierno de Tanzania ha utilizado la Ley de Servicio de Medios para cerrar, multar y suspender al menos seis medios de comunicación después de publicar informaciones  sobre denuncias de corrupción y violaciones de los derechos humanos y el estado de la economía de Tanzania», se asegura en el informe de la organización con base en Londres.

En 2018, el gobierno aprobó otra ley para regular los contenidos publicados en línea.

De acuerdo con esa norma, los tanzanos que operan estaciones de radio y televisión difundidas por Internet, así como las web de video y los blogs, deben solicitar una licencia, pagar una tarifa  al registrarse, así como una anualidad, por un total de aproximadamente 900 dólares al año.

Mientras tanto, Amnistía Internacional insta a los socios regionales e internacionales de Tanzania y a los organismos de derechos humanos a presionar a las autoridades para garantizar que la situación de los derechos humanos en el país no se deteriore aún más.

También les solicita a condenar enérgicamente y públicamente las crecientes violaciones y abusos de los derechos humanos en Tanzania y demandar la situación de casos individuales ante funcionarios del gobierno.

En 2019, Amnistía informó que Tanzania había «retirado el derecho de las personas y las organizaciones no gubernamentales (ONG) de presentar directamente los casos en su contra en la Corte Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos con sede en Arusha», una ciudad tanzana.

Esa medida, adujo, bloquea la capacidad de las personas y las ONG de buscar reparación para las violaciones de derechos humanos.

El arresto de Kabendera, según analistas y organizaciones especializadas, podría formar parte de una estrategia del gobierno para infundir temor entre los periodistas que critican al gobierno tanzano y sus políticas.

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